“Pica,machuca y toma”; el hombre que dice curar el cáncer

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Por Erick Sojo.

El sábado a las 9 de la noche me recogieron en mi casa, yo sabía que iba para Talamanca, pero no sabía ni a qué parte, ni qué íbamos a hacer. Siguiendo mi instinto aventurero dije que sí cuando a las 3 de la tarde me pidieron que los acompañara.

A las diez y media de la noche, nos detuvimos en Siquirres a comer algo para de inmediato seguir nuestro camino. Cuando pasamos por la entrada de El Valle de la Estrella pensé que nos desviaríamos hacia esa parte que es la que yo conocía, sin embargo seguimos hacia Bribri y cuando creí que ya pararíamos a descansar me dijeron que aún faltaban un par de horas para llegar a donde dejaríamos el carro.

Por fin a las 3 de la mañana y después de pasar varios ríos que no contaban con puente, llegamos a una loma donde un rotulo decía; “SIBUJU, INDIO POR AQUÍ”. Un par de horas de dormir para luego caminar por un potrero y una parte montañosa, cruzar un par de riachuelos y por fin divisar la troja de Don Vicente Hernández.

Un grupo de gente apuñando debajo del piso de una casa vieja, unos chanchos revueltos con perros y gallinas era el comité de bienvenida. Saqué mi grabadora y mi libro de notas y me puse a hablar con los “pacientes”. Todos estaban ahí para consultarle al indio sobre alguna enfermedad o problema. Como salido de entre del polvo apareció Mario Cascante, quien dice que es ayudante de Don Vicente desde tres años, después de ser curado de un cáncer. Y es que según este guanacasteco, Don Vicente tiene el poder de curar el cáncer y el sida y viene gente hasta de Europa para ser tratada por el indio de Talamanca.

Ahí pude hablar con Natividad Morales, quien el día de mi vista cumplía doce días de estar internada y según cuenta, tenía 30 años de sufrir de llagas en los pies. Los médicos no conocían la enfermedad, pero desde la primera vez que visitó a Don Vicente, la hinchazón desapareció y las llagas fueron curando poco a poco.

Elizabeth, quien cuenta con 18 años y es acompañada por sus padres dice que tiene una alergia en la piel y que los doctores no le encuentran nada.

Entre el grupo estaba Juan Rivera, quien es contador y vecino de Alajuela. Él llegó junto a sus abuelos y su madre. Los doctores le diagnosticaron eosinofilia, lo que le produce inflamaciones en el esófago Don Vicente le mandó unas bebidas y ya se siente mucho mejor, aunque ahora viene a llevar mas de ese brebaje milagroso.

Por fin apareció, encorvado y de lento caminar, debido a un espuelón que le aqueja dice que él no puede curarse a si mismo. Pero asegura que un blanco no se levantaría de la cama si tuviese lo que él tiene. Sube unas gradas muy rústicas que dan a su consultorio y de inmediato se oye su voz que dice; “paaaseee”.

Mi compañero fue el primero en entrar, aunque fuimos de los últimos en llegar, la fila es lo de menos, todos quieren ver a Don Vicente. La orden que le dio fue esperar hasta las cuatro de la tarde para poder ver que era su problema.

Un rápido recorrido por la propiedad me hizo notar una galera donde se hospedan los pacientes blancos separados de los indios, porque no se pueden mezclar por el tipo de enfermedades, señala Don Vicente.

Luego de salir al pueblo a comprar alimentos para lo que bien podría representar una estadía de tres días y reunirnos con algunos dirigentes comunales indígenas, regresamos a la troja del indio. Muchos de los que estaban esa mañana ya se habían ido a su casa con la orden PICA, MACHUCA y TOMA, ahora habían caras nuevas, caras llenas de cansancio pero llenas de esperanza y de que Don Vicente tendrá la respuesta y cura a sus dolencias.

Yo no podía quedarme sin hablar con el sabio, así que fui hasta lo que él llama su sala de estar.

¿Usted cuánto tiempo tiene de estar acá Don Vicente?

Uhhh usted no había ni nacido.

¿Pero usted nació aquí? No, yo soy del Valle de la Estrella, me vine pa´ca cuando una llena se me llevó mis chanchitos.

Habla unas cosas que son difíciles para mí de entender y ante mi pregunta insistente de que edad tiene, él me hace la misma pregunta a mí. Yo le respondo y se ríe pero al no querer revelar su edad yo le digo que parece de unos 60 años. Una nueva risa ahogada sale de sus entrañas y me revela que tiene “una teja y dos años”. Y es que en verdad no aparenta tener esa edad.

¿Usted como adquirió todos sus conocimientos?

Bueno, a pura pipa, con plantas, pero había que saber qué cosa era.

Usted es muy famoso por curar a mucha gente…

Uhhh hasta Australia papá, gente que ha venido muriéndose de sida, porque lo que ellos no pueden yo si puedo. Porque para tratar esas cosas, tiene que ser con oraciones indias. Que no se escriben, solo en mi memoria. Yo me vine para acá en 1970, y desde los 17 años curo.

Ante mi consulta de cuantos hijos tiene, me responde;

Ahh son 18 y nietos son sacados, ya ni recuerdo cuantos son, algunas de mis hijas tienen 18 hijos o más, por todo lado hay familia mía.

Se siente orgullos al afirmar que su descendencia es muy numerosa, pero de inmediato recuerda que una cabeza de agua se llevó a sus 70 chanchos en el Valle y por eso se vino para acá cuando todo era montaña.

“Aquí usted no podía entrar, había mucho tigre, cuando yo llegué se oía el tigre, ahí cerca pero si no se arrima no lo tiro, pero al día siguiente viene con más tigres. Entonces yo hice lo que dice el dicho, si pude para usted dele, porque esta pidiendo, entonces yo saqué mi rifle y pahhh le di uno y no le di otro por que no lo aguanta, yo le dije a tío tigre que no se arrimara, pero no me hizo caso.

¿De dónde viene su don de curar a la gente?

Ahh yo curo desde los 17 años.

Pero entonces esto es un regalo de Dios, de los espíritus o de quién.

De Dios. Yo no trajo con Cabonacho, yo trabajo con Cabochu. (Me explica que Cabonacho es el diablo porque tiene cachos y Cabochu es Jesús).

¿Hasta cuando piensa usted seguir curando?

Papá ahh, hasta que yo muera.

¿Cuánto cobra usted?

Yo no cobro, los que cobran no saben nada.

Don Vicente asegura que hace 5 años que no sale de su casa, pero que antes si le gustaba ir a Bribri, Sixaola o Bocas del Toro, porque era un poco vago. Asegura que a San José solo fue una vez porque no le gusta, “hay muchos carros, así todos pegados yo no quiero así, no se puede pasear, no es uno o dos. Si fuera uno esta bien pero son muchos”.

Asegura que él tiene muy buen corazón y que cuando muera ya el secreto muere con él porque ya nadie sabe estas cosas. A Don Vicente no le importa morir pero que no se muera su gente. Dice que existe el sida macho y el sida hembra. (No logré entender que quiere decir con eso). Dice que aunque nadie le ha ofrecido comprar su secreto para curar el sida, tampoco la vendería, de por sí no la entenderían porque es un secreto en dialecto

Ante mi petición de que accediera a tomarse una foto conmigo, me dijo que no, que si se toma una foto se muere. A lo que si accedió fue a darme una bendición indígena para que llegara a los 70 o 74 años porque asegura que los blancos no llegamos a 100.

Asegura que tuvo muchas esposas y mujeres porque la vida hay que disfrutarla, pero que ahora vive solo. Asegura que tal vez le gustaría que hicieran una carretera hasta su casa, pero que ningún político la haría. Aunque afirma haber curado a Daniel Oduber.

Aclara que se acuesta a las tres de la mañana, porque los trabajos que él hace son mejores de noche. Se levanta a las siete de la mañana para seguir atendiendo las necesidades de su gente.

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