Un pequeño lago natural rodeado de potreros y árboles, con juegos de aventura, animales de granja y un escenario montañoso de bosque nuboso, son algunos escenarios que ofrece en el Cerro de la Muerte la finca Mosqueritos.
El viernes pasado, con un grupo de estudiantes del Liceo Vicente Lachner, en un tour organizado por Culturacr.net, asistimos a este lugar para darle a conocer uno de esos lugares que están escondidos en Costa Rica, pero ofrecen mucho encanto natural.

Mosqueritos es una finca básicamente agroecológica; es decir, una finca con ganado, ovejas y caballos, que protege los árboles y la vida silvestre. Pero también es un centro recreativo donde los grupos de amigos, estudiantes o familiares pueden disfrutar de navegar en un pequeño lago con un islote en el centro (como el de La Sabana), montar a caballo, deslizarse en una lona y caer al agua del lago (que no tiene más de un metro de profundidad), así como dar una caminata de dos horas por un sendero natural muy bien conservado, tan sinuoso como húmedo.
En el sendero el visitante podrá encontrar fascinantes formas de flora que pasa por hongos de variados colores, formas, tamaños y posibilidades (desde los venenosos, hasta los alucinógenos, pasando por los comestibles). Además de los hongos, se encuentra formas sorprendentes de líquenes multicolores y helechos de tonalidades intensas y tamaños variados. Por supuesto, muchos de ellos nacen en el suelo y las cortezas de los árboles, que están recubiertas por musgos de diferentes intensidades y formas.

Aquí los robles son históricamente impactantes. “Algunos de estos robles estaban aquí cuando llegó Cristóbal Colón a América”, narra Auris Mata, el propietario de la finca y guía por el sendero. En los alrededores del lugar, que se encuentra a poco más de unos 2.500 metros sobre el nivel del mar, se pueden apreciar varias especies de robles, unos muy alto y otros de mediano tamaño, todos ellos cubiertos por musgo, epífitas, hongos, minihelechos y líquenes.
“No siempre abrimos, pero cuando hay un grupo nos preparamos bien para que vengan a disfrutar”, explicar el propietario. La entrada está sobre la carretera Interamericana, unos kilómetros después del Empalme y solamente pueden ingresar vehículos angostos.
La finca es ideal para los estudiantes de turismo, porque además de encontrar un sendero ecológicamente vital, se puede conocer más sobre las posibilidades del turismo rural y el turismo de aventura en la montaña, por los juegos, escaladas, cuerdas y otras atracciones que ofrece el lugar. Asimismo, la finca tiene un salón amplio para compartir y varios vestidores y baños para un público amplio.

“La finca tenía más de 1000 hectáreas, era de mi abuelo, ahora yo conservo esta parte que acumula unas 100 hectáreas y la mitad está conservada con bosque virgen”, cuenta Auris Mata a Elperiodicocr.com.
No es difícil imaginarse por estos lugares pasaron hace siglos grandes grupos de indígenas en su constante migrar, aprovechando las aguas de este lago y de las múltiples nacientes que se encuentran en el lugar. Nacientes que, a pocos metros ya son riachuelos de agua fresca y natural que puede ser consumida sin temor. Riachuelos que, más abajo llegan al lago y lo alimentan todos los días para que no desaparezca.
Si usted desea armar un grupo y conocer este lugar, contacte al programa de Turismo Educativo y Cultural de Culturacr.net y ellos se encargan de organizar un tour a su medida para grupos de estudiantes, compañeros de trabajo, familias y otros. Puede escribir al correo debrusproducciones@gmail.com o giras@culturacr.net y al tel. 8527-2814.