Mutilan los órganos de placer de las mujeres para no tener que ponerle freno a los masculinos, satanizan lo femenino para hacer creer que las virtudes de las mujeres son debilidades.
Nada resulta más representativo para demostrar la lucha desigual que deben sufrir las mujeres desde su aparición en este planeta como el hecho de que este mes en el que se celebra el Día Internacional de la Mujer, se dispare el número de femeninas asesinadas por motivos de odio.
Y es que, tal parece que a los machistas no les basta con haberlas culpado desde siempre por todos los errores que ellos cometen, no, las agresiones hacia el género femenino son gratuitas: las odian solamente por haber nacido mujeres.
El génesis de este derroche de odio comenzó cuando varias religiones de manera muy conveniente le asignaron a la Divinidad el género masculino y para evitar culpar “al más fuerte”, decidieron endilgar la culpa por la curiosidad que tuvo el primer hombre para conocer el bien y el mal a través de la primera mujer. Convirtieron de esta manera a la mujer en sinónimo de Satanás, aquel ángel que siendo el más bello de todo el Paraíso, quiso ser como Dios.
A partir de ahí todo se jodió, el simple hecho de ser mujer es considerado como una debilidad en vez de virtud. Las mujeres pasan de esta manera de heroínas a villanas, se les representa como demonios atractivos pero perversos ante los cuales los hombres no pueden resistir sus bajas pasiones.
¡Pero qué va! El cuento es más viejo aun, según la tradición mesopotámica existió una mujer antes que Eva: Lilith, quien no permitió ser mangoneada por Adán y prefirió irse del Paraíso antes que obedecer los deseos del primer machito que todos conocemos. La misma se convirtió entonces en un demonio hermoso que basada en sus artificios de belleza, representa lo peor del arte de la seducción.
El descontrol de los hombres por tanto, nunca se trata como lo que es: culpa de ellos y por lo general, se le achaca la culpa a la mujer; basta por ejemplo, el canto de una sirena para que cualquier héroe pierda la cabeza, deba huir despavorido ó tenga que tapar sus oídos ante la voz femenina; lo cual explica perfectamente por qué las voces de las mujeres les resulta cansina y deban ser silenciadas de manera urgente desde siempre.
Todas las que de una manera u otra cometieron el sacrilegio de no quedarse con las ganas, en el oscurantismo e ignorancia, engruesan la lista de ser catalogadas con el neologismo de moda: feminazis. Aberración lingüística para defenestrar la lucha de la mujer ante la injusticia de la que ha sido siempre la víctima.
Es por esta razón que los machistas justifican el hecho de que históricamente y en los relatos bíblicos a pesar de que los hombres son los que cometen las peores aberraciones contra la humanidad, son las mujeres las que terminan pagando los platos rotos de todas sus fechorías.
Para nadie es un secreto el hecho de que muchos hombres las ven como enemigas y nunca como aliadas. La mayor parte de los textos sagrados tienden a endilgar a la mujer las faltas, desafueros y atrocidades cometidas por los varones de la misma manera en que a los creyentes les resulta más fácil y conveniente señalar a Satanás como el responsable de sus bajos instintos que a su falta de voluntad por amarrarse los huevos y comenzar a aceptar la culpas por los deberes que no cumplen.
A Lot por ejemplo, no le costó trabajo ofrecer que violaran a sus hijas antes que a dos ángeles: es preferible usar a la mujer como carne de cañón en vez de luchar por los derechos de su propia estirpe.
El rey David que tenía ya como mil esposas, vio a Betsabé bañándose desnuda y organizó todo un complot para asesinar a Urías el heteo: él la tenía que poseer a como diera lugar.
Por culpa de la belleza de Elena de Troya y no por dos amantes jodidos de la cabeza, se desarrolló una de las guerras más épicas de la Historia.
Los hombres que defenestran a las mujeres, detestan en ellas lo que más les atrae y no pueden obtener más que por la fuerza.
La lista de mujeres asesinadas o ninguneadas para reivindicar la supremacía masculina, resulta interminable, mujeres como Hipatia de Alejandría, Benazir Butho, Cleopatra, Juana de Arco, Mata Hari, Indira Gandhi; más recientemente Berta Cáceres y Marielle Franco; representan los temores más grandes de los hombres: poseer las características que los definen se convierte en sus peores enemigos y razones de sobra para aniquilarlas.
Mutilan los órganos de placer de las mujeres para no tener que ponerle freno a los masculinos, satanizan lo femenino para hacer creer que las virtudes de las mujeres son debilidades.
Si ellos las violan, nunca es su culpa, es de la mujer por provocarlos: las cubren de pies a cabeza pero igual las agreden física, sexual o psicológicamente: hay que ver qué misterios y atractivos se esconden bajo metros de tela. Si andan desnudas: ellas se lo buscaron por mostrar de más. Si usan ropa que culturalmente es catalogada como decente, el ataque va dirigido hacia la inteligencia femenina.
Muchas más de las que se pueden contar o la historia han reconocido, son invisibilizadas, sus trabajos robados y finalmente asesinadas por hombres que no pueden soportar la igualdad de derechos y capacidades de la mujer.
Hoy, en el mundo civilizado, ganan menos que los hombres por realizar idénticos trabajos, la sociedad de consumo les impone cánones de belleza imposibles de realizar solo a costa de la salud física y mental.
La mujer según los machistas, nació para complacer, obedecer y estar sujeta al hombre como mero objeto de reproducción, toda la que se salga de ese esquema representa peligro, animosidad y rebelión, por lo tanto, es el enemigo por erradicar.
De esta forma, aunque desde el principio las mujeres han sido ninguneadas, masacradas y desterradas; continúan tratando de sobrevivir a la injusticia, fuerza bruta e ignorancia de los varones que las consideran sus enemigas.
Queda mucho por hacer, la Historia demuestra que el odio hacia la mujer por el mero hecho de serlo es injusto, desequilibrado y perjudicial: cada vez que una de ellas es aniquilada, tanto la sociedad como la humanidad retroceden como tales y pierden las características que las hace evolucionar.Hoy en Costa Rica y como terrible ignominia, un partido político se jacta de querer cerrar el INAMU, sacar al país de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y regresar a la “familia tradicional” a la bíblica; la de siempre, la que primero mata y luego pregunta cuál era el crimen señalado.
El panorama no podría resultar más desolador para todas las mujeres y demás poblaciones por siempre estigmatizadas.
La sociedad debe dejar de tratar a los hombres como si fueran seres irracionales incapaces de frenar sus bajos instintos. Todos podemos lograrlo si en vez de incapacitarlos, hacemos el esfuerzo de generar conciencia y responsabilidad sobre los actos propios.
Si usted, independientemente de su género, se considera una persona justa, equilibrada y racional; no cometa el delito de omisión y grite con todas ellas y de todas las maneras:
¡Ya paren de asesinarlas!
Haga algo, lo que sea.
Como siempre Jenny, has metido con precisión quirúrgica tu dedo en esa llaga vergonzante, poco a poco la humanidad irá despojándose de este machismo que conduce a la violencia, la evolución del homo sapiens no puede haberse detenido.