Situaciones particulares con madres embarazadas o recién paridas

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Foto con fines ilustrativos (Pexels.com)
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Por Julia Ardón.

Preguntas y reflexiones para toda la ciudadanía:

Ayer nos enteramos de que hay una especie de “protocolo no escrito” que hace que en los hospitales, cuando llega a parir una mujer que no se ha hecho control pre-natal oficial, induce a sospechar que puede haber negligencia de su parte y del padre de la criatura, razón por la cual se posterga la entrega de su niño o niña.

Se presume que por no haber ido a control, podría ser que se trate de alguien que no sabe o no puede cuidar a la criatura y entra el PANI a hacer estudios y demás ( con su conocida “eficiencia” en cuanto a tiempos y criterios)

Lo supe porque se dio el caso de la hija de una persona conocida que está viviendo la difícil situación de que le dieron la salida después de parir en un hospital de la CCSS, pero no le dan a su hijo, lo cual la obliga a ir a darle el pecho al hospital y andar recién parida en buses y viendo a ver dónde puede dejar a su hija mayor de dos años y medio, sin que nadie le explique claramente lo que ocurre.

Las razones para no ir a control pre-natal pueden ser varias. En este caso ni la embarazada ni su pareja tenían trabajo y tuvieron temor de ir sin seguro y que les cobraran. En otros casos, en este año raro podría haber sido tener miedo de acercarse a un hospital especialmente afectado por el Covid y arriesgarse más de la cuenta.

Sobre este caso en particular: si acudieron a una cita privada tres meses antes del parto para ver si todo iba bien y se hicieron un ultrasonido. Con él en mano la madre fue el día del parto y tuvieron que volver a la clínica para que enviaran verificación de que el documento era verdadero. Se parte de que la paciente miente, es descuidada, negligente o está incapacitada para ser madre. Es la premisa sobre la que se trabaja y así se la trata, sin explicarle claramente por qué no le entregan al niño. Un mes le han dicho que estará en el hospital mientras la trabajadora social y el PANI hacen estudios y no les explican bien qué tipo de estudios ni por qué.

Me pregunto yo si no sería mejor que le entreguen al niño y si desean sigan haciendo los estudios y averiguaciones mientras la familia lo tiene en su hogar y no se tiene que arriesgar a andar más de la cuenta en la calle y en buses en estas circunstancias especiales que vivimos y además, puede cuidar también a la niña mayor que tienen que aún es pequeñita también ( dos años y medio).

Estuvimos preguntando y supimos que estos casos se dan a menudo y que no se tratan todos con el mismo respeto y la misma delicadeza. Hay personas funcionarias en el sistema de salud pública que se esfuerzan por ser frías, evadir las preguntas y maltratar con la indiferencia a personas desesperadas y en situación de vulnerabilidad, pero cuando se enfrentan a lo mismo con gente de situación social privilegiada o mayores grados académicos, actúa distinto.

Por otro lado, creo que hacen falta campañas de la CCSS que recuerden a toda embarazada que el sistema de salud pública nacional está obligado a atenderlas con respeto, cortesía, amabilidad y sin costo alguno en sus citas de control pre-natal, estén o no aseguradas. Si alguna muchacha no lo sabe es responsabilidad del Estado y sus instituciones hacer todo lo posible para que lo sepa. Esta información debe conocerse y podría aprovecharse la educación pública para darla a conocer también. En los colegios de secundaria, bien se haría si en cívica se habla de estos temas.

Costa Rica es un buen lugar para vivir para gran cantidad de personas, para otra es un espacio indiferente y enmarañado llena de burocratismo que dificulta lo más elemental, como el bienestar emocional de las familias, las madres, los padres y sus hij@s.
Pongámosle atención a estas cosas, que son muestras de violencia que deben acabarse. Sabido es además, ya a estas alturas que para que se construya fuerte y sano el vínculo madre, padre, hijo o hija el contacto piel a piel, constante y cercano de los primeros días es fundamental.

Vivir en pobreza, no tener estudios, ignorar las leyes o dudar de ellas, o peor aún ser tímido, sumisa o con temor, no puede ser causa de “castigo institucional”.

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