Raquel Fratti. Un estudio del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), apoyado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señaló que, por medio del diagnóstico, análisis de riesgo y medidas de adaptación, se podrá dar una respuesta temprana a la problemática por la vulnerabilidad del arroz, el maíz y el frijol ante la amenaza producida por el fenómeno de El Niño y La Niña.
El estudio denominado ““Seguridad Alimentaria y cambio climático: Granos básicos” analiza algunas relaciones importantes entre la seguridad alimentaria, el comercio agrícola internacional y el cambio climático, a través de la investigación de tres cultivos principales de la canasta básica costarricense; arroz, frijol y maíz. Para ello, se analizan las importantes interrelaciones que hay entre estos temas a la luz de los impactos de las fases del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), mejor conocido como EL Niño y La Niña.
El reporte estudio señala que la Seguridad Alimentaria, es decir, al acceso en todo momento de los productos básicos, se encuentra en riesgo debido a las fuertes precipitaciones que suelen presentarse en el país, por lo que es fundamental lograr planes que eviten la afectación severa del cambio climático sobre la disponibilidad de los granos básicos.
Paralelo a ello, se identifica dónde, quiénes y cuánto se pierde durante un evento extremo; por ejemplo, los riesgos climáticos ocasionados -durante la ocurrencia del fenómeno de El Niño- en el Pacífico Norte golpearía al arroz y el maíz dada la probabilidad alta de sequía. Mientras que el frijol presentaría un incremento.
En el caso del maíz, una estimación de pérdidas durante el evento El Niño, prevé que la región central podría presentar una disminución del rendimiento de -0.28 (ton/Ha); es decir, 9% de pérdida. Sin embargo, durante la etapa de La Niña, se obtendría un 6% de ganancia. Aunque Costa Rica importa más de la mitad de sus granos básicos, ya que el 34% del arroz, el 73% del frijol y el 69% del maíz -que consumen los costarricenses- provienen de otros países; se destaca de una manera significativa, su manera de respuesta ante el riesgo climático en comparación con las naciones de los cuales se importan tales granos.
En el 2001, una de las peores sequías afectó Centroamérica, produciendo pérdidas económicas considerables del sector agrícola en todos los países de la región; sin embargo Costa Rica y Panamá, enfrentaron la situación de una manera rápida.
Durante la sequía ocasionada por el fenómeno de El Niño de 1997‐1998, una de las primeras zonas en reaccionar fue la del Pacífico Norte, ya que ha enfrentado con mayor frecuencia y severidad situaciones de este tipo, donde su experiencia y respuesta permitió que el impacto económico fuera menor que el de otras regiones.
Por su parte, en la Región Chorotega la afectación se estimó en 8.6 millones de dólares en las producciones por una reducción de lluvia aproximada al 33%, en la Región Central y Zona Norte hubo pérdidas de entre 10,2 y 9,9 millones de dólares con disminuciones de lluvia del 8 y 13% respectivamente.
El informe plantea medidas de adaptación que incluye el uso de un sistema de información sobre eventos extremos, el Proyecto de Agua para Guanacaste que abastecería a más de 222 mil personas y el fomentar la agricultura familiar a pequeña escala y el ecoturismo.
Se espera que la sistematización de la información y la gestión del riesgo climático junto con la valorización de impacto brindará la priorización de las zonas de riesgo.