Aarón Chinchilla EP. | En el marco de la conmemoración del 198 aniversario de su independencia, los hondureños vivieron una jornada de violencia y represión militar en contra de protestas que se manifestaban contra el gobierno de Juan Orlando Hernández (JOH).
Una “batalla campal” entre militares, policías y manifestantes se produjo en el bulevar Morazán de Tegucigalpa, cuando los protestantes se dirigían hacia el parque Central “Francisco Morazán”, lugar donde los sectores sociales se reúnen para exponer sus demandas.
Ante el avance de los protestantes contra JOH, los oficiales lanzaron gas lacrimógeno, balas de goma, chorros de agua a presión y hubo varios lesionados además de una decena de heridos. Por su parte, los opositores produjeron una lluvia de piedras en contra de las fuerzas policíacas generando la inacción de algunos agentes de la seguridad hondureña.
La represión se produjo en otras ciudades como San Pedro Sula y Choluteca y en todo el país, hubo presencia de militares portando armas de guerra y helicopteros de las Fuerzas Armadas de Honduras, que sobrevolaron desde tempranas horas para amedrentar a los pobladores que salieron para protestar contra JOH.
Uno de los puntos que causó mayor indignación entre los catrachos fue que el gobierno emitió decretos ministeriales, los cuales se establecen sanciones contra los docentes y estudiantes de los centros educativos, que expresaran palabras o frases consideradas contrarias al evento o que portaran pancartas con mensajes políticos.
Pese a las prohibiciones, que han sido consideradas como acciones dictatoriales en contra de libertad de expresión, algunos estudiantes portaron pancartas y mantas con la leyenda “Fuera JOH” o fuera CC-4, al referirse a los señalamientos por narcotráfico contra el gobernante.
Al cierre de la nota, no se tiene el dato de cuantas personas fueron detenidas por protestar contra el mandatario hondureño.