OPINIÓN: Dip. Catalina Montero Gómez *
Sin duda alguna, las conductas abusivas hacia las personas adultas mayores por parte de familiares y personal de instituciones públicas o privadas, son una definitiva violación a sus derechos humanos.
Es claro que no hemos desarrollado como sociedad una cultura de respeto hacia la vejez ni a las personas que están en esta etapa de la vida. Muchas personas viven con la idea de que nunca envejecerán y no se dan cuenta de que este grupo etario es cada vez mayor, pero principalmente, de que todos y todas empezamos a envejecer desde que nacemos.
Son muy diversas las formas de violencia que se ejercen contra las personas adultas mayores. Hay violencia patrimonial o despojo de bienes; así como violencia física, psicológica y hasta sexual. Sin embargo, hay otras formas de agresión más sutiles y peligrosas, porque no se asumen como maltrato y se dan todos los días en muchas familias.
No proveer de alimentos, ropa adecuada, lugar seguro, higiene y atención médica. No brindar supervisión cuando lo requieren. No escuchar y atender sus necesidades. No procurarles afecto. Ignorarles.
Algo tan normalizado, como permitir que vayan solos y solas a sus citas médicas, pese a los riesgos que esto representa. Ni qué decir de hacer burlas y regaños porque no cumplen nuestras expectativas en cómo se desenvuelven o actúan.
Todas estas son formas de maltrato en la vejez que representa la falta de conciencia que tenemos como sociedad, en un marco de respeto a los derechos humanos y hasta del más llano y básico agradecimiento.
Fechas como la de hoy, 15 de junio, en el que se conmemora el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, nos tienen que ayudar a reflexionar y actuar sobre una dura realidad.
Invito a las familias a amar a sus personas adultas mayores y a denunciar el abuso y maltrato que otros y otras puedan estar recibiendo. Garantizar mejoras en su calidad de vida, es un esfuerzo al que nos debemos sumar la prensa, la institucionalidad, las organizaciones no gubernamentales y quienes estamos en puestos decisivos.
Las personas adultas mayores cumplieron la misión de forjar quienes somos hoy. No les desechemos; cuídemeles, protejámosle, valorémosle. Siguen siendo útiles a la sociedad, así como valiosas por el amor que nos han dado y su basta sabiduría.
Artículo de Opinión: Diputada Catalina Montero Gómez.