Iraquí ganadora de Premio Nobel llama a gobiernos a combatir violencia sexual en conflictos

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George Rodríguez EP. La joven iraquí Nadia Murad, galardonada este año con el Premio Nobel de la Paz, formuló este lunes un llamado a los gobiernos, a nivel mundial, a combatir el genocidio y la violencia sexual en los conflictos.

Murad, quien fue víctima de esa violencia mientras estuvo secuestrada por el grupo terrorista Estado Islámico –también conocido como Daesh-, formuló la exhortación durante su primera conferencia de prensa, en Washington, luego de haber recibido, el 5 de octubre, el galardón.

“Llamo a todos los Gobiernos, a que se unan a mí para combatir el genocidio y la violencia sexual. El mundo debería asegurar que haya responsabilidades para que la violencia sexual en conflictos pare”, expresó la joven activista por los derechos humanos.

Es necesario que las víctimas de tales situaciones reciban justicia, planteó.

“Debemos trabajar juntos, con determinación, para hacerles responsables y conseguir la justicia para las víctimas, especialmente para las de violaciones sistemáticas de ISIS y otros grupos terroristas”, propuso, al referirse a la organización terrorista por la sigla de su denominación en inglés –Islamic State of Iraq and Syria (Estado Islámico de Irak y Siria)-.

Se trata de una tarea que debe emprenderse como parte de un esfuerzo conjunto, aseguró.

“Un solo premio y una sola persona no pueden lograr este objetivo. Necesitamos un esfuerzo internacional, con la ayuda de instituciones y la participación de mujeres y jóvenes, con la participación de las víctimas, para traer, de nuevo, la vida a las regiones destruidas por la guerra”, subrayó.

En ese sentido, asumió el compromiso de convertirse en portavoz de las víctimas de conflictos armados quienes no pueden dar a conocer su situación.

“Me comprometo a ser la voz de quienes no tienen voz”, aseguró la joven de 25 años.

Murad indicó que comparte el pueblo yazidí –al que pertenece y que constituye una minoría étnica y religiosa en Irak, Siria y otros países- el galardón que recibió la semana pasada.

“Es un honor compartirlo con los yazidíes, los iraquíes, los kurdos, y otras minorías perseguidas, y todas las víctimas, en especial las de violencia sexual, en todos los rincones del mundo”, dijo.

La joven fue capturada el 3 de agosto de 2014, cuando un contingente de ISIS irrumpió en la comunidad de Kojo, en el noroccidental distrito iraquí de Sinyar, cercana a la frontera con Siria, y secuestró a aproximadamente tres mil niñas –incluida Murad- a quienes sometió a explotación sexual y tortura.

Murad logró escapar tres meses después de su captura, y, el 16 de diciembre del año siguiente, informó, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sobre la situación en torno a ISIS, en particular la trata de personas.

La joven comparte el Premio Nobel de la Paz 2018 con el congoleño Denis Mukwege, un médico quien ayuda a mujeres violadas en el contexto de conflictos armados, a recuperarse de ese impacto.

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