***Por Albino Vargas Barrantes
Muchas personas especialistas están advirtiendo acerca de una presunta “polarización” manifestándose en el escenario político de la actual realidad nacional de nuestro país.
Desde nuestra visión, esa “polarización” no es de fondo, sino que tiene que ver con la actual gestión gubernativa y el peculiar estilo de quien ejerce la Presidencia de la República en estos momentos: autoritario, prepotente, arrogante, descalificador y hasta el margen de la ley en situaciones muy delicadas.
¿Por qué decimos que esta “polarización” no es de fondo? Porque no está siendo cuestionado el modelo económico de carácter neoliberal que viene atormentando, en las últimas administraciones gubernativas, a grandes sectores de la población costarricense, ampliándose la desigualdad y la exclusión económica.
El grupo político-económico que está detrás del Presidente Chaves tiene ciertas discrepancias con otro u otros grupos de igual naturaleza que han estado detrás de las últimas administraciones del PLUSC-PAC (Liberación, Unidad y Acción Ciudadana); discrepancias en cuanto a quién se deja la mayor tajada de los beneficios del crecimiento económico a través de un sostenido proceso de concentración de la riqueza.
Uno podría, entonces, hablar de “polarización” entre las élites a este nivel; sin embargo, en cuanto a lo hegemónico-ideológico de lo macro-fiscal, por ejemplo, la unanimidad entre ambos segmentos de la tal “polarización” es más que evidente.
Una élite económica entró al gobierno de Chaves y éste se ha venido deshaciendo de la que estaba gestionando la cosa pública, la del PLUSC-PAC; pero Chaves logró dos catapultas que todavía le están sosteniendo su popularidad: las corruptelas del PLUSC-PAC que tanto han enojado a la ciudadanía de a pie, por una parte; por la otra, los sectores empobrecidos o en alto riesgo de serlo, precisamente, por la desigualdad generada por las administraciones ejecutivo-parlamentarias del PLN-PUSC-PAC, muy especializadas en la estafa electoral cuatrienal de los últimos tiempos.
Lo que pasa es que el estilo de Chaves al gerenciar él la sustitución de la acción ejecutiva a favor de “su élite”, ha venido generando manifestaciones, abiertamente explícitas y/o insinuadas, de violencia de género, misoginia, xenofobia, homofobia y aporofobia, por ejemplo.
Esto está in crescendo por cuanto el propicia una especie de dicotomía presidencial ante la ciudadanía: “o estás conmigo… o estás contra mí”.
Estas manifestaciones, su iracundia en cuanto a denunciar-reclamar por actos corruptos en el período PLUSC-PAC que, sin lugar a dudas, lleva razón en ello; ha logrado la adhesión de un segmento ciudadano que está trasciendo ese escenario de “polarización” hacia uno de odio; y es, aquí, en consecuencia, donde se deben encender luces rojas.
Lo sucedido en las afueras de la sede oficial de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP), cuando un pequeño grupo de manifestantes abiertamente seguidores de Chaves, se dedicó a lanzar improperios contra la organización y su dirigencia, imposibles de transcribir por su contenido de vulgaridad, prácticamente irracional; nos mostró un episodio de odio activo, actuado a la luz del día y más allá de lo que, diariamente, sucede en las redes sociales que arden, en una especie de fuego infernal, atacando a quienes no son partidarios incondicionales del mandatario.
Parece que algunos segmentos ciudadanos que, fielmente, siguen al mandatario Chaves Robles están pasando a la acción de odio explícito contra todas aquellas personas y entidades de diverso orden y procedencia que no están apoyando la acción gubernativa actual ni el peculiar estilo de ejecución política-administrativa en la Presidencia de la República que él está haciendo.
Y, un odio irracional, contaminado ya no solamente con insultos execrables.
*Vargas es Secretario General de la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP).
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