*Pastor Gilberto Quesada Mora.
Aunque parezca una frase ofensiva al oírla en un primer momento, lo que realmente deseo expresar es que, la naturaleza es tan sabia que sabe en un nivel muy alto, cuando es necesario interrumpir un embarazo, la misma naturaleza sabe que la madre está en peligro y acude en su ayuda.
Esto analizado desde una visión religiosa teísta, podría entenderse como la acción salvadora de Dios que acude en defensa de la Madre en gestación, cuando ella por alguna razón, natural/Divina, no puede continuar desarrollando en su vientre una nueva vida.
Si entendemos a la humanidad cristiana, como una familia de creyentes que ofrece sus manos, sus recursos, su vida toda , para auxiliar a Dios en esta tarea salvadora de vidas, caeríamos de manera natural en la simple razón de que cuando la pérdida de una nueva vida, no se logra por acción natural/Divina, las personas con conocimientos en dicho campo, proceden y lo hacen, ahora bajo la Norma Técnica, interrumpiendo un proceso que científicamente está encaminado a un fracaso de la misma naturaleza, o bien encaminado a poner en riesgo de salud o muerte a la misma madre.
Ahora bien, buscar argumentación en pro o en contra de este tema en las Escrituras Bíblicas, es algo así como querer justificar la interrupción de la muerte natural desde las escrituras.
Por supuesto que las Escrituras están llenas de pasajes, donde se habla de la vida desde el vientre de la madre y del valor de la vida, pero podríamos decir, sin temor a equivocarnos que se está hablando de la vida que transcurre normal en el vientre, sin riesgos para la nueva vida, ni para la mujer, como también se está hablando de la vida del ser humano en general y contra esto nadie está atentando, al menos en esta Norma Técnica.
Ahora bien, si queremos ir a Éxodo capítulo 21, versículos 22 y 23, (22 “Si dos hombres se pelean y llegan a lastimar a una mujer embarazada, haciéndola abortar, pero sin poner en peligro su vida, el culpable deberá pagar de multa lo que el marido de la mujer exija, según la decisión de los jueces. 23. Si la vida de la mujer es puesta en peligro, se exigirá vida por vida”) En primer lugar, si se quiere tomar esta cita para argumentar en contra de la Norma Técnica o bien del aborto impune, habría que recomendar ver todo el texto desde el versículo 12, hasta el 26.
En ningún momento está este versículo hablando de un hecho similar al tema que aborda la Norma Técnica, con esto no estamos diciendo que aprobamos la muerte, ni que estamos en contra de la vida en general.
Estamos a favor del cuerpo de la mujer y cuando éste está en peligro, la Norma Técnica habla de que debemos cuidar y defender la vida en peligro o su salud amenazada por una nueva vida que la Santa Naturaleza no ha podido atajar, entonces la sabiduría humana, obra del Dios Creador, entra en acción.
Todo esto no tiene nada de extraño, es una simple acción humana para atender la vida de las mujeres, vida que ha estado amenazada y lo sigue estando, por un sistema injusto y controlador que ha legislado sobre el cuerpo de las mujeres y otros cuerpos; El sistema patriarcal/religioso, se ha adjudicado el derecho de “cuidar los cuerpos de las mujeres”, cuidado/control, dominio expresado en la legislación hasta ahora existente.
Que la Norma Técnica abra la posibilidad de que al menos la mujer tenga el derecho a opinar sobre su cuerpo, su salud y su embarazo riesgoso, esto es ya una pequeña ventana para hacer efectivos los Derechos Sexuales y Reproductivos de todas las mujeres.
La Iglesia Luterana camina al lado de la defensa de los derechos de la poblaciones históricamente marginalizadas, excluidas o controladas por un sistema, desde siempre y hasta el presente, sistema dominado por los hombres, hombres blancos, adultos, jerarcas religiosos, con poder político y económico, este es un modelo que debe desaparecer y dar a luz, ahora sí, sin interrupción a un nuevo orden humano, donde la vida sea respetada, valorada y resguardada, sin ninguna diferencia, tal y como lo dicta la Declaración Universal de los derechos humanos.
Una nueva sociedad donde el cuerpo pertenezca a la persona y no al sistema, un nuevo orden donde no sea un escándalo la selección natural, tan natural que el mismo “DIOS” es partícipe, y cuando él mismo no lo puede hacer, milagrosamente ha creado la ciencia y la técnica, que puesta en la mente del ser humano es capaz de hacer maravillas, para que ninguna vida se pierda a destiempo y que la vida que viene sin condiciones, pueda ser interrumpida de manera técnica, científica y bajo el marco de la legislación.
Dios no es un ser abortista, primero porque no existe un Dios personificado capaz de actuar como sí lo puede hacer un ser humano y segundo porque si queremos pensar a Dios, como sinónimo de la Santa Naturaleza, es esta misma la que se ha encargado por toda la historia de la vida en el Planeta, de seleccionar lo que más corresponde al colectivo, que la ciencia y la técnica participen en este proceso es una situación totalmente lógica.
Ni Dios es abortista, ni nosotros tampoco, somos defensores de derechos y acompañamos las luchas, esta es una lucha que están ganando las mujeres, nadie está perdiendo, todo es ganancia cuando se sabe discernir cuál es la vida que debemos rescatar.
[*] Es teólogo de la Escuela de Ciencias de la Religión de la Universidad Nacional (UNA) y pastor presidente de la Iglesia Luterana de Costa Rica.
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