Después de la auto-flagelación tipo Opus Dei que cientos de fanáticos se propinaron por el tuit del Ministro de Educación en donde interpretaron que el funcionario incitaba al suicidio, ha ocurrido algo muy interesante y digno de ser analizado.
El gobierno a través de un equipo técnico del MEP, desarrolló un protocolo para la prevención del suicidio, el cual, contó con la valiosa ayuda de ALTERCOM y la UNICEF, fue revisado por el Consejo Nacional de Salud Mental que a su vez está compuesto por el Ministerio de Salud, la CCSS, el IAFA y el PANI.
Después de que el Ministro de Educación escribiera el “fatídico” y mal interpretado tuit con respecto al suicidio, les bastó a 40 diputados para que entre gritos plañideros le exijan al Presidente de la República que primero suspenda el protocolo y luego le consulte a profesionales expertos en la materia, instituciones y organizaciones sobre el mismo; para evitar, según ellos, que el Ministro Édgar Mora se salga con la suya y bien librado por haber escrito el vehemente texto sobre el suicidio.
El diputado que más se ha quejado sobre las palabras del Ministro, curiosamente, también se opone a que los niños y jóvenes reciban el documento y las respectivas explicaciones por parte de sus profesores, demostrando de esta manera que poco o nada le importa prevenir muertes, sino continuar con el show político de oponerse a todo aunque sea positivo, para simple y sencillamente luchar contra todo aquel que no comparta sus fanáticas ideologías.
Otro que no suelta prenda alguna de inteligencia, aseguró que el documento le resulta “excesivamente humanista” y “desequilibrado”.
Tal parece que aquí cabe al dedillo aquello de: “Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”.
Dado que el suicidio como tal es un tema de salud pública, cualquier información que ayude a orientar a personas depresivas o en riesgo de suicidio, tiene que ser considerada de importancia, sin cuestionamientos, de fácil adquisición y entrega.
¡Cuánta falta hace recordarle a la gente prepotente que muchos suicidas no tuvieron las malas vidas por las que suelen ser juzgados, sino malos ratos sin la debida atención!
Lamentable
Este tipo de falso humanismo no se circunscribe solamente a los políticos restaurados, tenemos en nuestro país a gente que profesando el catolicismo, resulta más papista que el papa; quien valga recalcar, ha demostrado desde que comenzó su pontificado, apertura casi inédita hacia la diversidad, respeto y la tolerancia con la humanidad en general.
Uno de ellos en especial, es un sacerdote que se ha adjudicado la representación y santa palabra de Jesús en la Tierra y entre pedidos de ¡Perdón, Señor Perdón! ha asegurado que la pareja presidencial no pasa de ser ateos disfrazados que encuentran solaz al tratar de destruir a Su iglesia.
Juzga, tal como lo ha prohibido Su Maestro, la fe de quien no menciona a Dios como si ello bastara para demostrar que se es buena persona, olvidando que, por lo general; quienes se pasan llenando la boca con exagerada religiosidad, suelen ser los más depravados, hipócritas y peligrosos seres humanos que ha engendrado la creación.
El sacerdote exige que el presidente pare de usar a la Iglesia para tranquilizar a las masas. Curioso que no se auto-examine cuando él hace precisamente lo opuesto: alborota a sus seguidores exacerbando los ánimos para tratar de sacar lo peor de ellos, generando violencia innecesaria en un momento en el que el país lo que menos necesita son agitadores de la paz social.
Cuando asegura que su paciencia se agotó en ese tema, más que amenaza, esperemos que resulte casi una premonición de lo que el resto del pueblo puede sentir con respecto a sus posturas odiosas, homofóbicas, fanáticas y despreciables.
Sentir que se está por encima de los demás solo por la investidura que en el pasado impresionaba a los más ignorantes quienes creían a pie juntillas cualquier cosa que les dijera alguien que usara una capa, demuestra que su reinado está montado en bases de barro.
En cualquier momento para todos los sixtos como los aven-daños que pululan en nuestra sociedad, la prepotencia y el creerse dueños absolutos de la verdad, les puede lanzar desde lo más alto de sus egos para hacerles caer hasta lo más bajo de sus expectativas.
Que Dios los agarre confesados cuando ello suceda.