William Aguilar | EP. La compañía de hidrocarburos anglo-holandesa, Shell, había conseguido hace seis semanas el permiso de Estados Unidos para buscar y extraer petroleo del Ártico, sin embargo, con solo las primeras exploraciones, decidió abandonar la búsqueda, debido a la escasez de crudo en la zona.
Así lo anunció la petrolera este lunes mediante un comunicado en el que afirma que: “se ha hallado indicios de petróleo y gas en el pozo Burger J, pero no son suficientes para justificar más exploración”.
La noticia ha causado especial alegría entre ambientalistas de Greenpeace, quienes han realizado todo tipo de protestas y acciones civiles para detener la extracción de petroleo en la zona, desde que Shell empezó la campaña a favor, hace cuatro meses.
La principal preocupación de la ONG es por los posibles derrames de afectarían gravemente el ecosistema del lugar, con alto costo para especies vegetales y animales.
Pero no solo a los defensores del medioambiente ha tranquilizado la decisión de la petrolera, también a sus accionistas, pues los costos de la búsqueda y explotación son elevados y el precio del barril de crudo ha caído cerca de la mitad este año.
Hasta el momento, Shell ha gastado alrededor de 7.000 millones de dólares en exploración en las aguas de Alaska, y ha afirmado que solo dejar la operación y salir del mar de Chukotka podría costarle otros 4.100 millones de dólares.
“Todo el episodio ha sido un error muy costoso para la empresa, tanto a nivel financiero como de su reputación”, afirmaron analistas de Deutsche Bank.
Ya en el 2012 Shell había suspendido la búsqueda de petroleo en el área, cuando encalló una enorme plataforma de perforación que estaba siendo remolcada.
Para la tarde de este lunes, las acciones en la bolsa de Shell perdían un 1.45% en cotización, pero especialistas señalan que fue debido al retroceso en el índice de petroleo y gas, que bajó 1.88%.
