George Rodríguez EP. El papa Francisco tiene la esperanza de que el diálogo próximo a reiniciarse en Nicaragua beneficie a la población, dijo, en declaraciones publicadas este martes, el presidente de la Conferencia episcopal de Nicaragua (CEN), cardenal Leopoldo Brenes.
“Les animo en esta nueva etapa”, expresó el pontífice, para agregar, de inmediato: “que todo sea en beneficio del pueblo”, relató Brenes, al medio de comunicación Vatican News (Noticias del Vaticano), luego de haberse entrevistado el lunes, con Francisco, en el Vaticano.
Durante el diálogo, llevado a cabo en audiencia privada, el papa manifestó solidaridad con los nicaragüenses, quienes, hace algo más de 10 meses, padecen la violenta crisis sociopolítica que golpea a ese país centroamericano, indicó el cardenal.
En ese sentido, el jefe de la Iglesia católica “expresó su total apoyo y cariño al pueblo nicaragüense”, narró Brenes, quien emprendió, la madrugada de este martes, el regreso a Managua, la capital nicaragüense, la ciudad donde se proyecta iniciar, el miércoles, el diálogo entre gobierno y oposición, en procura de solución a la dramática situación nacional.
El cardenal, quien también es arzobispo de Managua, dijo que expuso, al papa, la crisis nicaragüense, lo mismo que la labor conciliadora que la CEN está llevando a cabo en ese contexto.
“Le compartí nuestra problemática, le compartí el trabajo que los obispos de la Conferencia Episcopal, cada uno está haciendo, por ser puente, por ejercer su acción pastoral y profética, pero también en ser esa vía de comunicación”, y; “al respecto me dijo el Papa es así como tiene que ser el obispo: un pastor que esté creando puentes”, agregó.
Brenes señaló, asimismo, que explicó, al pontífice, que la Iglesia católica nicaragüense acompaña, cercanamente, a la población, y que, al hacerlo, promueve la reconciliación.
Los sacerdotes “están muy cercanos al pueblo sufriente y animando a la reconciliación, una reconciliación que logre curar heridas, porque una reconciliación que no cure las heridas del corazón va a ser muy difícil”, indicó.
Al respecto, citó al cardenal filipino Luis Antonio Tagle, arzobispo de Manila –la capital de ese país asiático-.
“Estaba recordando las palabras del cardenal (…) que decía: ‘para curar las heridas hay que tocarlas”, y creo que la Conferencia Episcopal (de Nicaragua), junto con este presbiterio, es lo que queremos hacer, y estamos haciendo”, expresó Brenes.
Al informar sobre la visita de Brenes, al Vaticano, el medio informativo dijo que, en anterior entrevista, el cardenal se refirió a la reunión del 16 de febrero, en Managua, entre representantes gubernamentales y de la dirigencia empresarial, encuentro bipartito durante el cual las partes coincidieron en la necesidad de reiniciar el diálogo interrumpido a mediados del año pasado.
Esa reunión, “fue una respuesta a las oraciones que han estado haciendo los obispos como pastores”, en el marco de las “campañas de oración, rezando por la paz en el país”, aseguró el cardenal, quien señaló que, en el contexto del inminente reinicio del diálogo, “se están barajando temas cruciales para el país, como los presos políticos, la libertad de prensa, entre otros”, y que son, “todos, temas que deberán ser tratados en un nuevo ambiente”.
Las declaraciones de Brenes fueron publicadas un día antes de la fecha prevista para el reinicio de las conversaciones entre el régimen del presidente nicaragüense daniel ortega y la opositora y multisectorial Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia.
Al formular el anuncio de restablecimiento del diálogo, Ortega indicó, el 21 de febrero, que, a diferencia del intento inicial, mediado y atestiguado poder la cúpula católica nicaragüense, la nueva etapa de las conversaciones se desarrollará a puerta cerrada, y sin presencia de medios de comunicación.
“Todas las negociaciones exitosas han pasado por procesos incluso totalmente privados que han durado semanas, meses, a veces años, y donde luego los que negocian son dos o tres de cada parte. O sea, ese es el Procedimiento”, señaló el mandatario, al participar en una actividad política del gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Respecto a la amplia cobertura periodística dada al primer intento de diálogo, y a la presencia de numerosas personas frente a las instalaciones donde esas conversaciones se desarrollaron, el mandatario afirmó que fueron elementos que minaron el proceso.
“Se ha estado en este proceso, y yo diría que estamos haciendo esfuerzos para que se pueda instalar esta Mesa para la Negociación, que ya el próximo miércoles 27 se pueda instalar la mesa, ya no con la multitud, no, ya no con esa multitud, tampoco con medios de comunicación”, aclaró, para señalar que “eso no es correcto, en ninguna negociación”.
Las conversaciones gobierno-oposición fueron inicialmente promovidas por el régimen orteguista, con cinco de los 10 integrantes de la CEN constituidos en Comisión de Mediación y Testigo del Diálogo Nacional.
Instalado el 16 de mayo –casi un mes después de estallada la crisis-, el diálogo quedó suspendido en junio, a causa de las profundas desavenencias entre la parte gubernamental –representada por una delegación encabezada por el canciller nicaragüense, Denis Moncada- y la parte opositora –representada por la multisectorial Alianza Cívica-.
En tal contexto, la participación de los obispos, en el diálogo, fue objeto de fuertes acusaciones por parte del gobierno.
Ortega, quien sostiene que la actual crisis nacional se originó en un intento de golpe de Estado, afirmó, en un acto público realizado el 19 de julio en Managua, que el episcopado participó en esa conspiración.
Estallada el 18 de abril, la violenta crisis sociopolítica nicaragüense se caracteriza por la represión policial y parapolicial antiopositora, que ha cobrado centenares de vidas, generado miles de heridos, detenidos, y desaparecidos, dañado en gran escala a la economía nacional, y determinado que decenas de miles de nicaragüenses emigren, principalmente hacia la limítrofe Costa Rica -donde más de veinte mil personas han solicitado refugio-.
La represión ha sido, desde entonces, la respuesta sostenida del régimen de Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, ante la masiva exigencia popular de que ambos renuncien.
Las acciones policiales y parapoliciales se han centrado, más recientemente, en periodistas y medios independientes así como en organizaciones no gubernamentales de derechos humanos.