En algún lado del mundo hay alguien tomándole pantallazos a todos los tuits de Donald Trump. Puede ser que muchos consideren a esta persona obsesiva, pero lo que hace tiene mucho valor.
Deberíamos quedarnos afuera de Siria, los “rebeldes” son igual de malos que el régimen actual. ¿Qué obtendremos por nuestras vidas y miles de millones de dólares? Nada.
Estas fueron las palabras de Donald Trump, el 15 de julio del 2013, criticando a Barack Obama por las acciones militares en el país del Medio Oriente. El viernes pasado, el ahora Presidente Trump confirmó que las fuerzas aliadas (Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos) lanzaron misiles crucero contra tres puntos claves de la oposición en Siria.
Nuestros tiempos presentan una encrucijada tecnológica. En nuestras manos está la capacidad de estar conectados aunque físicamente nos separen miles de kilómetros. Nuestras palabras pueden llegarle a una persona en cualquier parte del mundo, prácticamente al instante.
Pero esta misma velocidad nos puede tender una trampa. Cada tuit, post, foto o mensaje que enviamos al mundo digital queda a merced de que alguien le tome un pantallazo y lo guarde en un archivo. Esa persona podría nunca compartirlo. O, por su ética, podría revelarlo cuando es necesario.
A Donald Trump le llovieron críticas en las redes sociales. En segundos, su muro estaba inundado de pantallazos de aquel tuit del 2013 y otros criticando las acciones de Obama. El tuit antiguo todavía sigue ahí y tendría poco efecto borrarlo. Alguien, en algún lado del mundo, siempre le toma pantallazos a la volátil cuenta del Comandante en Jefe.
Pocas horas después del ataque, Trump envió otro tuit que celebraba el éxito de las acciones. Cerró su mensaje con las palabras Misión cumplida, palabras que trajeron a la memoria a George Bush, hijo, durante el año 2003.
Ahora bien, Donald Trump sigue en su puesto, a diferencia de otras personas que sí lo han perdido por un pantallazo. Sigue ahí, disparando amenazas y promesas de una tercera guerra mundial, y lo hace con cierto grado de inmunidad: ya todas las personas están acostumbradas a sus comentarios.
He ahí el verdadero riesgo de esta nueva fase de la humanidad. Volvemos rutinarios estos mensajes, creamos anticuerpos y llegamos a ignorarlos. Pero debemos ponerle atención. Las redes sociales son una ventana a la historia. No sólo al pasado, sino que al futuro también.
El valor de alguien que se dedica a tomar pantallazos de nuestras palabras puede ser cada día más importante. Tan sólo sirve recordar que, luego de que Bush diera su discurso, y las palabras “Misión cumplida” brillaran detrás de él en el portaaviones USS Abraham Lincoln, fue cuando se dieron la mayoría de muertes—de civiles y militares—en Irak.