OPINIÓN: El peligro de la resiliencia y algunos consejos para aguantar

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Lo que estoy escribiendo no llega a ser un artículo, todavía.
Son apenas los esbozos de una idea que me ha estado rondando la cabeza.

La resiliencia, vendida en tiempos de pandemia como la salida perfecta a la crisis por el confinamiento, esconde una trampa, podría ser discursiva, podría ocultar un trasfondo, pero una trampa al fin.

A veces, muchas veces en realidad, la vida nos pone frente a situaciones en las que la resiliencia, entendida desde su etimología como la capacidad para superar circunstancias traumáticas como la muerte de un ser querido, un accidente, no debe confundirse con la tesis psiológica de soportar en función de un resultado mejor en un futuro incierto.

Aplicando el razonamiento socrático, solo espero poder reflexionar sobre lo siguiente: abandonar no necesariamente es claudicar.

Dando clases de periodismo investigativo, muchas de las consultas venían desde el sentido de cuánto debe durar una investigación. ¿Cuánto insistir en buscar un resultado? ¿Hasta qué punto insistir es tenaz y hasta qué punto es estúpido?

En términos sencillos: el resultado siempre nos dará una luz sobre el sentido de nuestro esfuerzo. Nuestro tiempo es limitado en esta vida. No es inteligente ni útil aplicar un esfuerzo desmedido en una actividad que no nos brinda resultados.

Ahora bien, cuán rápido llegan esos resultados y cuánta tolerancia debemos tener para lograr un objetivo dependerá, en la mayoría de los casos, precisamente del objetivo.

Por ejemplo, si nuestro objetivo es botar una pared antes del fin del día, resulta irracional empujar la pared con todas nuestras fuerzas utilizando solo el empuje de nuestros brazos ¿cierto? Es decir, por más que me esfuerce, es evidente que no voy a lograr ningún resultado, por ende; la aplicación de todo ese trabajo habrá sido un desperdicio de esfuerzo y tiempo.

De nada nos sirve aplicar una gran cantidad de esfuerzo y tiempo en actividades inútiles. En síntesis: sin resultado, el trabajo es infructuoso y un trabajo infructuoso no nos da más que la experiencia sobre lo que no se debe hacer, que si bien no es despreciable, tampoco responde a nuestros resultados esperados.

De ahí que sí creo importante que nos preguntemos qué tan productivo es ser resiliente ante situaciones que nos deparan un resultado poco satisfatorio.

Como dicen algunos memes, “ahí no es”.

La resiliencia entonces, no debe confundirse con el aguante, sino que se debe encajar en la capacidad de adaptación en función de un objetivo. Si el objetivo no está claro, el esfuerzo de mantener un trabajo resulta vacío. No todo se tiene que aguantar por una causa, muchas veces, buscar un ángulo diferente nos traerá un mejor resultado, sin que se deje de lado el objetivo.

Esto no quiere decir, ni por asomo, que dejemos de ser resilientes y de tratar de construir una mejor vida.

Por ejemplo, la Clínica Mayo publicó una serie de consejos para conseguir resiliencia y mejorar nuestras condiciones en momentos críticos que me parecen oportunos y de seguido reproduzco:

Consejos para aumentar la resiliencia

Si quieres ser más resistente, ten en cuenta estos consejos:

  • Conéctate. Construir relaciones fuertes y positivas con los seres queridos y amigos puede darte el apoyo, la orientación y la aceptación que necesitas en momentos buenos y malos. Establece otras conexiones importantes ofreciéndote como voluntario o participando en una comunidad religiosa o espiritual.
  • Haz que cada día tenga sentido. Haz algo que te dé una sensación de logro y propósito todos los días. Establece metas claras y alcanzables que te ayuden a mirar hacia el futuro con sentido.
  • Aprende de la experiencia. Piensa en cómo has afrontado las dificultades en el pasado. Recuerda las habilidades y estrategias que te ayudaron en los momentos difíciles. Incluso podrías escribir sobre experiencias pasadas en un diario para ayudarte a identificar patrones de comportamiento positivos y negativos, y guiar tu comportamiento futuro.
  • Mantén la esperanza. No puedes cambiar el pasado, pero siempre puedes mirar hacia el futuro. Aceptar e incluso anticipar el cambio hace más fácil adaptarse y ver los nuevos retos con menos ansiedad.
  • Cuídate. Atiende a tus propias necesidades y sentimientos. Participa en actividades y pasatiempos que disfrutes. Incorpora la actividad física a tu rutina diaria. Duerme y crea rituales uniformes para ir a dormir. Lleva una dieta saludable. Practica el manejo del estrés y técnicas de relajación, como el yoga, la meditación, la visualización dirigida, la respiración profunda o la oración.
  • Sé proactivo. No ignores tus problemas. En cambio, averigua lo que hay que hacer, haz un plan y toma medidas. Aunque puede llevar tiempo recuperarse de un gran contratiempo, un evento traumático o una pérdida, debes saber que tu situación puede mejorar si trabajas en ello.

Por cierto, ¿quién puso a un cerdo entre estos libros?

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