Una roca de aproximadamente 2.500 toneladas mantiene cerrada desde hace más de una semana la ruta 32, una de las principales carreteras que comunica el Valle Central con el Caribe costarricense.
El enorme bloque se ubica en el kilómetro 31, un punto que no estaba identificado como crítico, lo que ha complicado los trabajos para su remoción, según informó el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
Tras una inspección, los especialistas descubrieron que la pared rocosa está compuesta por dos capas: una base de toba, una piedra ligera de color café, y una parte superior de lavas fracturadas. Estas lavas presentan fisuras y una gran oquedad en la zona alta, lo que incrementa el riesgo de desprendimientos.
“En la parte más alta hay una oquedad muy grande. Al inicio se pensó que el problema era menor, pero al subir se confirmó que existía material suelto y agua infiltrada en el talud”, explicó Luis Carlos Brenes, geotecnista del Conavi.
La presencia de agua ha debilitado la estructura, lavando el material entre las rocas y generando presión que podría provocar un colapso por gravedad.
Ante el peligro de trabajar de forma mecánica, se optó por realizar 30 perforaciones de entre tres y cuatro metros de profundidad para preparar una voladura controlada que permita fragmentar la roca de manera segura.
“El objetivo es una demolición controlada que elimine la amenaza para los conductores”, señaló Carlos Chaves, representante de la empresa Exploinsa, encargada del operativo.
La explosión está programada para este miércoles 12 de noviembre en horas de la mañana. Este procedimiento, inédito en la ruta 32, busca reabrir la vía lo antes posible tras el cierre más prolongado del año.




