Ante los ataques con armas biológicas que recibió el pueblo sirio en días recientes y desde hace unos 11 años y aunque todavía, tal como en los anteriores, no hay pruebas ni certeza de que fueran efectuados por el gobierno de Bashar el Asad; elegido de manera democrática y por abrumadora mayoría por su pueblo, Estados Unidos con la ayuda de Gran Bretaña y Francia decidieron de manera sumaria que los ataques provienen por parte del gobierno sirio y para evitar según ellos más muertes de ciudadanos inocentes, lo mejor es que ellos como coalición también procedan a bombardearlos.
Repasemos solo un poco: las operaciones de falsa bandera son auto-atentados en los que se inculpa a las víctimas para justificar por consiguiente un conflicto con las mismas e iniciar invasiones, guerras y exterminios.
Para nadie es un secreto cómo cualquier gobierno estadounidense suele “adoptar” a algún país en específico para “rescatarlos” de algún tirano aduciendo que el mismo poseía armas químicas, ojivas nucleares o cualquier otra amenaza que ellos sí desarrollan por la libre. Sin embargo, el país en cuestión, debe cumplir con ciertos requisitos, tales como: abundantes recursos naturales, petróleo u otros elementos que enriquezcan la industria estadounidense, excelente economía que prescinda de las entidades internacionales que endeudan al resto de los países o ubicaciones estratégicas que se alineen de alguna forma con los propios, entre otras.
Aunque después se compruebe que ninguna de las acusaciones y graves amenazas eran verídicas, el mal está hecho: países en ruinas, saqueados y con poblaciones traumatizadas en donde nada regresa a ser lo que era.
Ahora bien, si tomamos en cuenta que Estados Unidos en coalición tripartita han lanzado 103 misiles crucero con un costo de $1.500.000 cada uno a la población civil siria, siendo que el país estadounidense tiene en su población a 16 millones de personas que no saben leer ni escribir, una tasa de 21% de embarazos adolescentes por cada 1000 mujeres, 4.88% de homicidios por cada 100.000 habitantes y 40.000.000 de pobres; demuestra que si la coalición estuviera tan interesada en salvar del peligro inminente en que Estados Unidos asegura se encuentra su población por las armas químicas que nunca ha sido demostrado que el gobernante sirio tiene en su poder; debieran comenzar por preocuparse por el bienestar de sus ciudadanos antes que “salvar” a los sirios.
Por lo pronto, de los 103 misiles lanzados, 71 fueron interceptados causando daños relativamente mínimos. Lo cual demuestra que esta defensa del pueblo sirio es más un ensayo para demostrar y probar cuán eficientes son sus armas de libertad.
La Historia ha demostrado que la verdadera intención de las grandes potencias mundiales en aras de proveer “igualdad, fraternidad y libertad”; es optar primero por fagocitar a los países en peligro para luego “reconstruirlos” y obtener las ganancias que luego de la destrucción procederán a repartirse como ya lo hemos visto con Libia e Irak, por poner solo dos ejemplos.
Por lo tanto, la coalición tripartita Estados Unidos-Gran Bretaña-Francia, no está salvando a Siria, está invirtiendo en ella. Nunca ningún ejército ha defendido la paz.
Mientras tanto, el resto del mundo permanece de brazos cruzados, a pocos les importa verdaderamente las masacres que en nombre de la libertad de los pueblos se cometen.
Basta con echar un vistazo a las redes sociales y medios de comunicación masiva.
Facebook no nos ofrece enmarcar nuestras fotografías de perfil con la bandera de Siria tal como lo hizo cuando ciudadanos franceses o de piel clara han resultado masacrados en diferentes partes del mundo.
Costa Rica no se podía quedar atrás y de manera vergonzosa aplaudió el ataque a Siria sin que existan pruebas fehacientes de que sea el gobierno de Bashar el Asad el que los realiza. Aunque luego se desdijo, el daño está hecho y prueba que en vez de demostrar no solo con meros discursos que somos amantes de la paz, los gobiernos ansían defender al más fuerte, a los que violentando todas las resoluciones de los organismos mundiales a los que pertenecemos, siempre terminan saliéndose con la suya y hacen lo que les venga en gana.
Es hora de que el mundo tome conciencia y comprenda que si en algún momento la prosperidad del país propio comienza a chocar con intereses imperialistas, estos vendrán inmediatamente a “salvarlos”. Ante lo cual cabe preguntarse: ¿Por qué hoy nadie es Siria?
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