George Rodríguez EP. Los organizadores de la tradicional procesión de Jesús Sacramentado solicitaron apoyo, a la Policía Nacional, para resguardo del tránsito vehicular, indicó el presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), cardenal Leopoldo Brenes, en declaraciones reproducidas este lunes.
Varias de las parroquias participantes formularon solicitud en ese sentido, para la caminata a llevarse a cabo el 1 de enero en Managua, la capital nacional, señaló Brenes.
“Cada año, que hacemos esta procesión, solicitamos apoyo a la policía”, indicó el sacerdote, quien es, además, arzobispo de Managua, y precisó que, “cuando tenemos esta actividad, las parroquias piden apoyo a la Policía, sobre todo para la cuestión del tránsito”.
Brenes aclaró que, si bien es presentada anualmente, la solicitud de apoyo policial no recibe respuesta, no obstante lo cual el soporte es proporcionado.
En lo que tiene que ver con la prohibición policial, vigente hace algunas semanas, parsa la realización de cualquier manifestación, varios sacerdotes coincidieron, el fin de|semana, en plantear, en declaraciones por separado, que la procesión nunca ha requerido permiso policial.
Respecto al desarrollo de la procesión, el cardenal explicó que se trata de una actividad de oración, y que, a lo largo del recorrido capitalino –desde el Colegio “Cristo Rey” hasta la Catedral Metropolitana-, se rezará el rosario.
Ante la probabilidad de que participantes de la caminata proyecten portar banderas nicaragüenses, Brenes indicó que están en libertad de hacerlo, aunque subrayó que “lo más importante es ir en un ambiente de oración”.
Ello, debido a que en las masivas manifestaciones antigubernamentales, enmarcadas en la violenta crisis sociopolítica que afecta hace más de ocho meses a Nicaragua, la mayoría de los participantes caminan sosteniendo banderas nacionales.
Si bien se ha tratado de actividades pacíficas, las marchas han sido sistemáticamente reprimidas por efectivos policiales –principalmente antidisturbios- y grupos progubernamentales armados, acciones que han cobrado centenares de vidas.
En cuanto a la seguridad de quienes participen en la procesión del 1 de enero, el arzobispo indicó que ese aspecto fue encomendado a “Dios y la Virgen María”.
Al respecto, en la carta que dirigió la semana pasada a los sacerdotes de la Arquidiócesis de Managua y de las vecinas diócesis de Carazo y Masaya, exhortándolos a animar a la feligresía a ser parte de la procesión, Brenes expresó la esperanza de que “la Madre de Dios y Madre de la Iglesia, ruegue por nosotros, y nos ampare de todo peligro”.
El cardenal indicó, en el texto, que la participación en la caminata es importante, sin perjuicio de la crisis nacional, porque se trata no solamente de manifestar la fe sino de difundir el mensaje de paz del papa Francisco.
Al participar en la procesión, además, “difundamos el mensaje del Papa, para esta jornada, donde nos exhorta a motivar, especialmente a los laicos comprometidos en el ámbito social, a trabajar para que la buena política esté al servicio de la paz”, señaló.
Este año, la procesión se llevará a cabo una semana después de que, en su tradicional mensaje de Navidad, el papa Francisco expresó, el 25 de diciembre, en el Vaticano, la esperanza de que, para superar la dramática situación que los afecta, los nicaragüenses se reconcilien.
En ese sentido, el pontífice expresó la esperanza de que, “delante del Niño Jesús, los habitantes de la querida Nicaragua se redescubran hermanos, para que no prevalezcan las divisiones y las discordias sino que todos se esfuercen por favorecer la reconciliación y por construir juntos el futuro del país”.
El papa hizo así referencia a la dramática situación que, estallada el 18 de abril en ese país centroamericano, ha cobrado centenares de vidas, generado miles de heridos, detenidos, y desaparecidos, dañado en gran escala a la economía nacional, y determinado masiva migración, principalmente hacia la limítrofe Costa Rica -donde más de veinte mil nicaragüenses han solicitado refugio-.
La represión policial y parapolicial antiopositora ha pasado de ser masiva -contra actividades opositoras públicas en general-, a constituirse en principalmente selectiva -mediante la captura y la desaparición de opositores quienes son blanco de búsqueda individual-.
Medios de comunicación y periodistas independientes, así como organizaciones no gubernamentales –particularmente las defensoras de los derechos humanos-, han sido los objetivos más recientes de esta modalidad represiva.