
Por Jorge Arguedas.
Soy un luchador de toda la vida por las causas populares, por las causas de la gente más oprimida y sin oportunidades, por las causas de las y los trabajdores y del país entero. Hoy estoy en el escrutinio público y mi vida puede ser analizada, pero no tergiversada.
Hace más de 10 años me encontraba en una difícil situación con quien en ese momento era mi esposa.Teníamos problemas como tantas parejas que han pasado por una dolorosa separación. En ese entonces ella utilizó un mecanismo legal para imponer medidas cautelares, contra mí y mis tres hijos e hija mayores, mediante esta figura contemplada en la Ley de Violencia Doméstica y las cuales como también puede verse en el expediente finalizaron el 14 de enero de 2004.
Desconozco cuantas parejas o matrimonios nunca habrán tenido problemas en sus relaciones conyugales, creo que muy pocas. Los desencuentros y las situaciones dolorosas pasan en muchos hogares. Muchas parejas discuten y a veces levantan la voz; en ocasiones ambas partes dicen cosas que no sienten, de lo que no estamos orgullosos, pero de eso a la violencia doméstica existe un abismo o a veces un pequeño límite para mi infranqueable.
Algunas personas me han juzgado como un agresor doméstico o que apoyo esa práctica tan detestable de la sociedad patriarcal contra la que luchamos, pero lo cierto es que nunca hubo tal violencia doméstica, ni juicio, y solo hubo trámites de medidas cautelares. Mi familia y quienes me conocen, incluso nuestros vecinos, pueden dar fe de lo que digo.
A la luz del expediente, que puede ser consultado en las oficinas de la organización que presido, ANTTEC, se puede concluir lo siguiente:
1. Nunca hubo agresión de ningún tipo hacia mi ex compañera: ni física, ni psicológica, ni económica, ni moral, ni patrimonial, ni ningún trato humillante ni de parte de mis hijas e hijos, ni de mi parte hacia ella.
2. Estas medidas siempre me parecieron humanamente injustas en mi caso, pero consideré -como lo hago ahora-, que este mecanismo legal es una importante conquista para las mujeres, contra verdaderos agresores y así lo expuse en la audiencia judicial de aquel entonces.
3. Yo mismo consentí (como también se puede leer en el texto de la audiencia) y accedí a que las medidas cautelares se ampliaran, con tal que les fueran levantadas a mi hija e hijos, ya que tenían que tener donde vivir y poder relacionarse con su madre.
4. Tal y como puede comprobarse con la lectura del expediente, no existe ni una sola prueba presentada en las audiencias, que probara la presunta agresión, eso por una sencilla razón: nunca la agredí, ni tampoco mis hijas e hijos.
5. Es típico en los ciclos de este tipo de violencia, la reincidencia. Sin embargo en el expediente perfectamente puede leer que ella nunca tuvo necesidad de pedir orden de protección, auxilio policial o similares. Ella así lo señala.
6. Es de especial importancia aclarar de una vez por todas, que nunca hubo un juicio. Este tipo de mecanismos son un proceso especial,cuyo objetivo nunca es condenar a nadie, sino, proteger a la presunta agredida.
El objetivo de este comunicado de prensa es dar por terminadas mis declaraciones sobre este tema, pero principalmente defender mi honor, el de mis hijos, hijas y de mi familia, pero también el de mis allegados, el de mis compañeros iceistas y de toda esa gente que tanto me estima en este país.
Dar un paso atrás sería defraudar a tanta gente que cree en mí, a partir de sospechas infundadas y ataques sin sustento legal, sería también darle veracidad a toda esta red de mentiras.
Tengan por seguro que seguiré dando las luchas de siempre, contra las injusticias y por los derechos humanos de todas y todos, y desde los espacios que me sea permitido.