Incorreciones | William Aguilar. Como cada cierto tiempo, el tema de la orientación ideológica de ciertas personalidades, ciertos grupos e, inclusive, ciertas naciones; se convierte de nuevo en un tópico que llama a la puerta de algunas conversaciones y anima las gargantas de los más apasionados.
Discutir de ello es bueno, pero peligroso, no porque empecemos a matarnos a machetazos, como cuentan que se hacía hace algunas décadas, sino porque muchos externan sus pasiones más con el corazón que con la cabeza.
Desde uno y otro polo del espectro, se ve el tema ideológico con un romanticismo que raya en lo irracional. Se asume, equivocadamente, que algunas de las virtudes a las que aspira la humanidad están relacionadas directamente con las posturas ideológicas de la Derecha o la Izquierda.
Unos claman por justicia y otros por libertad, como si ambas concepciones tuvieran que estar irremediablemente enemistadas y solo una de las vertientes pudiera enarbolar la bandera de una y otra.
Sin embargo, muchos olvidan que el concepto de Derecha e Izquierda nació antes de que el capitalismo y el socialismo tuvieran los nombres que ahora llevan tan orgullosos. De hecho, la Derecha e Izquierda fueron llamadas así por la ubicación que tuvieron el bando a favor del mantenimiento de la monarquía y los opositores de ella, respectivamente, durante la votación del 11 de septiembre de 1789, recién comenzando la Revolución Francesa.
Ahora el tema de apoyar o no a un rey, tiene muy poco de relevante en la mayoría de países; sin embargo, se mantienen las nomenclaturas citadas para las vertientes de ideas.
Pero hay que tener claro que, dependiendo del lugar y la época en que se empleen dichos nombres, cambiará su significado. Por ejemplo, era muy diferente ser llamado liberal en 1780, en 1850, en 1900 o en 1985.
Ahora vamos con uno de los puntos más importantes, las distinciones entre uno y otro de los espectros, los así llamados “ismos” no representan un grupo de ideas, sino a quienes las detentan, no como un fin en sí mismas, sino como un medio para alcanzar o mantener el poder.
“Cuando se detenta el poder, se olvidan ideologías. La política y sus protagonistas discurren en una espiral infinita de amnesia colectiva”, decía un buen amigo, pero está un poco equivocado. La ideología no se olvida al alcanzar una meta política, porque la ideología no es una reunión de ideas, sino una reunión de personas con fines políticos.
El punto es que, como dijeron muchos de los filósofos modernos, El Poder es en sí mismo un fin, y no un medio como nos hacen creer. La diferencia entre Izquierda y Derecha radica en quién va a detentar dicho poder y quién será atacado como enemigo para santificarse a sí mismo.
O sea, y léase con atención, no es una cuestión de qué políticas se usen para gobernar, sino de qué políticos gobernarán. La izquierda quiere llevar al poder a una clase baja venida a más y a un grupo de intelectuales: la derecha quiere llevar al poder a los dueños de los medios de producción y a un grupo de tecnócratas. Eso es todo.
La relación que una y otra tengan con temas como los derechos de la mujer, la homosexualidad, los inmigrantes o cualquier otro grupo oprimido, se da más a razón de si son oficialistas o si son opositores. La izquierda y la derecha existen en función de elevar o mantener grupos en la cima política y por lo tanto, todo lo que atente con perturbar el “statu quo” será reprimido y acusado de traición, como se ha visto en múltiples ocasiones, a ambos lados de la calle.
El caso es que José María Figueres, expresidente de Costa Rica por el Partido Liberación Nacional, el cual fundara su padre (don Pepe) a mitad del siglo pasado, ha dicho que desea un vuelco de su partido hacia la izquierda.
Dijo eso y un importante porcentaje de la población se puso a discutir (de nuevo) el tema del espectro ideológico, como lo hiciera en los 90, los 80, los 70 y desde que se tiene un poquito de memoria histórica en Costa Rica.
La verdad, es que Figueres no hará un cambio de timón en su partido para volcarlo a la izquierda, por una simple razón, tendría que echar a todo el partido. Lo que él hace, leyendo bien la realidad nacional, es enarbolar ciertas luchas como la justicia social y probablemente el ambientalismo, que en estos días están asociados a la izquierda, para llevarse a sí mismo y a sus allegados, al poder que perdieron recientemente. Así de simple.