Agencias.- Un día después de los disturbios en Brasilia, capital de Brasil en el fallido golpe de Estado impulsado por seguidores del expresidente de ultraderecha Jair Bolsonaro las alarmas por movimientos terroristas se activaron en la nación sudamericana.
Al menos 1.200 personas fueron detenidas por la Policía Federal frente al cuartel general del Ejército en Brasilia, según informó Globo tras el inicio de los operativos para desalojar los campamentos bolsonaristas.
El ministro de la Secretaría de Comunicación Social de Brasil, Paulo Pimenta, denunció el robo de armas de fuego de la sala del Gabinete de Seguridad Institucional del Palacio del Planalto durante el asalto protagonizado por los seguidores del expresidente Jair Bolsonaro.
“Cada uno de esos maletines tiene armas, armas letales y armas no letales que se han llevado”, denunció Pimenta en un vídeo publicado en sus redes sociales en el que se puede ver esos maletines vacíos.
Pimenta contó que intentaron prender fuego a una de estas salas e insistió en el robo perpetrado por los “criminales” que irrumpieron en la sede del Poder Ejecutivo de Brasil. “Un crimen más cometidos por los enemigos de la democracia”.
Los simpatizantes del ex mandatario fueron trasladados a la sede de la Policía Federal en al menos 40 autobuses, según el periódico brasileño.
El Supremo Tribunal había dado un plazo de 24 horas a las fuerzas de seguridad para que desalojen las concentraciones de los grupos que en la víspera asaltaron los edificios de los poderes del Estado.
Esta mañana, la Policía les dio un plazo de una hora para sean transportados por voluntad propia, tras lo cual la mayoría de los bolsonaristas desmontaron pacíficamente el campamento.