La situación del empleo en Costa Rica es realmente pésima. Cierto sector empresarial toma eso de pretexto para llevar agua a sus molinos, mintiendo de forma realmente insultante. Frente a esa charlatanería, propongo aquí un ejercicio de reflexión crítica para tratar de entender con fundamento por qué la situación de la economía y del empleo andan tan mal.
Creo que es importante dimensionar apropiadamente el asunto de los sueldos de gerentes de la banca pública y la cuestión de los sistemas de "incentivo" que la Contraloría -muy a destiempo- viene a denunciar.
Del gobierno de Luis Guillermo Solís he esperado –en consonancia con la retórica de campaña- una propuesta de cambio que, sin pretensión revolucionaria alguna, sí pergeñase algunas innovaciones de buen ver. Supuse que, en sus primeros días de gobierno, o al menos en sus primeras semanas, el nuevo Presidente y las autoridades más importantes dejarían en claro cuáles serían los grandes lineamientos del cambio hacia el cual querrían enrumbar al país. Nada de eso sucedió. En su lugar, hemos recibido una retahíla de mensajes de impotencia y autojustificación: “dennos tiempo”; “la finca está muy encharralada”; “no es lo mismo verla venir que bailar con ella”.