Bueno, vamos “a lo que te truje Chencha”, ¿cuál es nuestro problema hoy? He sido un asiduo en el mundo de la informática desde su llegada a Costa Rica, la considero uno de los mayores logros de la civilización, más que nada por las facilidades que hay para escribir, hacer controles exhaustivos, llevar datos fidedignos y claro la internet, a la cual he visto evolucionar como a una amiga querida, aunque no puedo dejar de comprar y leer libros de papel, de mi profesión y de literatura en general, la internet me ha ayudado a conseguir algunos considerados raros y difíciles de encontrar, allá he llegado y me los han enviado sin necesidad de salir de casa.
Esto me recuerda lo que decía Emanuel Kant, que leer era viajar y que conocer el mundo a través de los libros era mas cómodo. Claro que lo es, pero internet simplifica eso por mil. Ahora, en medio de una revolución informativa e informática, se asoma el rostro de la bruja capitalista, controlar la información mediante la elevación de los precios del servicio: la perversidad capitalista en toda su esplendorosa fetidez.
Nunca habíamos logrado una verdadera libertad más que con el pensamiento, hoy todo lo oculto se sabe gracias a la internet y mas que nada al poder interactivo de las redes sociales, enemigas acérrimas de la manipulación de la información y de los políticos perversos. Ahora si, cobremos para efectuar no una censura previa, no, una selección natural de la cultura y sus usuarios de acuerdo a nuestros propios parámetros mercantiles y obtusos.
Los grandes imperios de la infocomunicación se aprestan a darle una verdadera cerrada de ojos a las masas, coartando la libertad, quitando el derecho al conocimiento. Esa es la triste realidad, cuando deberíamos estar ya abocados a una internet totalmente gratuita que se pague con la publicidad y nada más. De todas maneras, esto que advierto sólo es el principio, lo demás llegará después si lo permitimos. ¿Estamos a las puertas de un mundo orwelliano? Si, no solo a las puertas, ya estamos dentro de él.
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