Ellos han escogido el método de la paz, el de Gandhi. Han escogido el método de la no violencia contra otros pero a costa de estar dispuestos a ser violentos contra su misma integridad física.
La Presidenta puede ya detener la operación de la mina. Ella es responsable, como vicepresidenta del anterior gobierno. Su silencio de entonces le obliga, especialmente, a escuchar el silencio escogido como herramienta por quienes hoy yacen frente a Casa Presidencial, para defender el ambiente.
Si la Presidenta intenta vencer a este ejemplar y pacífico grupo imitando el silencio de la gran prensa, y si mas bien, atenida y amparada en ese silencio, apuesta a que el hambre y los dolores que provoca el hambre les venza, comete un serio error. Esto porque aun si estos héroes decidieran, ante la indiferencia del gobierno, suspender la huelga de hambre, mucha gente habría comprendido que la paz no es el método. Llegada esa circunstancia, los huelguistas de hambre habrían perdido esta lucha pero la habrían ganado los amigos de la violencia. Por ello permitir que se pierda una vida o, por medio de la indiferencia, hacer que estas personas suspendan su huelga de hambre, es una derrota no solo para el ambiente sino también para el país y su paz.
Espero que doña Laura no permita que sea en Costa Rica, el país supuestamente amigo de la paz y del ambiente, donde en una gesta pacifica por el ambiente se demuestra correcta esa inhumana tesis de que ciertos cambios solo se logran hasta que alguien muera por ellos. Espero que demuestre al mundo que ese destructivo dilema entre progreso y vida es falso en la Costa Rica de hoy y del futuro, aunque se haya probado mil veces cierto en otras latitudes y aun en nuestro pasado. Espero que la presidenta valide el metodo de la paz como herramienta para el progreso protegiendo la vida y la salud de los huelguistas y de la naturaleza.
Que la palabra VIDA entonces inspire a la Presidenta a caminar 50 metros desde su oficina para conversar con amor y respeto con los y las huelguistas, ojalá portando en sus manos el decreto de la VIDA, el que suspende la explotación minera en la Zona Norte, pero al menos portando en su corazón el respeto por estos y estas costarricenses.
Hernán, Ricardo, Astrid, Luis Diego, Rosibel, Andrés, David, Víctor, Sara y Janeth, desde aquí los abrazo.
Otton Solis
Notre Dame, Indiana, Octubre 13, 2010
