2014: Asamblea Nacional Constituyente o caos, he allá el dilema.

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Las criticas, con o sin sentido, solo demuestran que nuestros corazones son indómitos y no aceptan de garrote nada. Hace unos treinta años, quizá menos, los que criticábamos los sistemas políticos, las instituciones, los partidos y a los políticos, éramos considerados disidentes, ya no, ahora sencillamente somos críticos.

Quizá no todo esté tan mal como creemos y en parte nuestro disgusto se dé porque la fuerza mediática aunada a las redes sociales, muestra lo más malo, dejando de lado lo bueno.

Por otro lado, somos de hecho muchísimo más educados, no solo los ticos, sino, todos los ciudadanos de América Latina, tanto que ya no aceptamos los actos errados de los gobernantes, hemos dejado de que se acepte este concepto o no: “ciervos menguados”.

En Costa Rica, por muchas razones y por muchos años, se han sumado errores sobre errores, llegando el país al borde de una crisis inimaginable, apenas dos décadas atrás, la gran mayoría de las calamidades acumuladas se subieron a lomos de códigos y leyes antagónicas e ilógicas, todo por culpa de una constitución de 1871, aun mayoritariamente vigente y modificada en 1949 parcialmente (la constituyente fue disuelta a los seis meses por falta de dinero).

El reto ha llegado, sea quien sea el ganador de las elecciones 2014, deberá convocar una asamblea nacional constituyente por dos razones: uno, salvar su administración de un debacle que será recordado por las generaciones de los siguiente cincuenta años, y dos este país no podrá ser gobernado en dos años, quizá antes, pero será imposible manejarlo democráticamente.

Yo, ciudadano de la galería de sol (como nos llamó un periodista), he enviado mensajes personales directos e indirectos a Abel Pacheco, Oscar Arias, Laura Chinchilla y no fui escuchado: todo mundo le tiene pánico a una asamblea nacional constituyente, la razón: ¡nadie, de los presidentes hasta hoy, ha querido perder diez y ocho meses de poder! ¿Egoísmo, intereses personales y calculados, miedo, falta de capacidad para convocatoria? No sé si uno o la suma de varios o de todos ellos.

Esta vez el presidente del 2014 necesita un “emergency fashion” o se arrepentirá en menos de veinticuatro meses. La institucionalidad, como la hemos conocido, se terminó y nadie lo acepta, hay pavor de decir algunas cosas en media calle, seguimos con el vacilón de “aclararse los nublados del día” , padre putativo del “pura vida”, creemos que todo es un juego y que en breve tiempo nos despertaremos y era que estábamos soñando, esa ha sido nuestra manera de resolver las cosas después del 7 de noviembre de 1889: día culmen de la historia costarricense, lo demás lo sabemos: la mano férrea y dictatorial de Rafael Iglesias, el balazo de Joaquín Tinoco, el error del Dr. Calderón exiliando a Pepe después del discurso de 1942, nunca hemos sacado la cara para ver el sol, siempre esperamos un Mesías que nunca llega, ni llegará, deberemos resolver nuestra problemática civil ya, en un gran foro nacional racional, que se llama Asamblea Constituyente.

Costa Rica tiene la gente necesaria, abogados constitucionalistas, técnicos en todas las ramas del saber, pero principalmente la experiencia de lidiar con una maraña legal inmanejable, nuestra constitución es una paradoja en si misma. ¿Se atreverá el próximo presidente de Costa Rica a ser llamado el Padre del estado moderno? ¿O por el contrario, seguiremos con este caos e incertidumbre que tiene al país en vilo?

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